De Un Conjunto De Personas a Un Equipo De Trabajo (spanish)

RESUMEN EJECUTIVO

El presente trabajo narra la historia de un conjunto de personas que, ante la incertidumbre y volatilidad del entorno, debió atravesar un proceso de transformación organizacional, que los llevó a integrarse como un grupo en una primera etapa y como un equipo en una segunda.

El trabajo describe las distintas etapas que se fueron transitando durante dos arduos años de trabajo, así como la evolución de conductas, roles y conflictos, de personas que necesitaban orientación para actuar con eficiencia y sentirse “los salvadores” de su tan anhelada fuente de trabajo.

UN CONJUNTO DE PERSONAS TRABAJANDO JUNTAS

Dentro de una estructura de estilo mecanicista, en la compañía en la que trabajo, hace un par de años atrás, se me planteó como objetivo liderar un conjunto de 17 personas que venían trabajando juntas desde hacía 5 años, a causa de una re-estructura organizacional que debió realizarse en su momento.

Invertí mis primeros meses, a observar intensamente el entorno y las conductas de las personas responsables de dirigir la planta industrial de la cual me estaba haciendo cargo. Ante mis ojos, encontré un conjunto de personas con responsabilidades diferentes por el tipo de tareas que realizaban, sin interacción y sin objetivos claros. Realizando un análisis de la situación y mirando hacia atrás, advertí que su comportamiento era propio de haber subsistido en un entorno en el que la norma era dividir para reinar, la supervivencia era del más fuerte y donde la red de comunicación era estrictamente en forma de timón.

Si bien existían objetivos, fijados desde la corporación de la compañía, ninguno de los responsables de lograrlos conocían su significado, ni los algoritmos con los que se calculaban las metas a través de las que se medía el alcance de dichos objetivos. La autonomía para la toma de decisiones brillaba por su ausencia, y nada se definía en forma inconsulta, lo que tornaba los procesos muy burocráticos y lentos. El trabajo en silos estaba a la orden del día, y nadie parecía interesarse por los problemas del otro.

Mi llegada, hizo aflorar un conjunto de emociones que iban desde el temor al nuevo estilo de liderazgo, la propia resistencia a los cambios que tenemos las personas y la incertidumbre de como proyectarse para los próximos tiempos que se venían, en un entorno que a sus ojos se tornaba volátil y ambiguo.

Entendí, que para lograr los objetivos que se nos pedían,  el primer gran desafío sería la conformación de un grupo de trabajo. Para ello, mi primer paso necesariamente debería ser estudiar los perfiles de los integrantes del mismo (incluyendo sus habilidades y sus potenciales) a efectos de  definir la forma en la que lograría ensamblar el funcionamiento de las personas en forma de grupo.